LITERATURA FANTÁSTICA
El término literatura fantástica es enormemente confuso debido a la divergencia de criterios respecto a su aplicación.Se conoce como literatura fantástica a cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la magia o la intervención de criaturas inexistentes. Esta definición resulta ineficaz, debido a que los elementos sobrenaturales están presentes en todos los relatos mitológicos y religiosos y su presencia tiene un carácter muy distinto del que posee en la civilización actual.
En la ya clásica Introducción a la literatura fantástica, Tzvetan Todorov definió lo fantástico como un momento de duda de un personaje de ficción y del lector implícito de un texto, compartido empáticamente. Los límites de la ficción fantástica estarían marcados, entonces, por el amplio espacio de lo maravilloso, en donde se descarta el funcionamiento racional del mundo y lo "extraño" o el "fantástico explicado", en el que los elementos perturbadores son reducidos a meros eventos infrecuentes pero explicables. Contra la definición amplia de lo fantástico, esta definición presenta la debilidad de ser demasiado restrictiva. Se han propuesto diferentes reformulaciones teóricas que intentan rescatar el núcleo de esta definición con diversas salvedades.
ESCRITORES DE LA LITERATURA FANTÁSTICA
'Canción de Hielo y Fuego' de George R.R. Martin
Probablemente una de las sagas de literatura fantástica más de moda. El primer libro, Juego de Tronos, se publicó en 1996 , y constará de un total de siete novelas. Es una historia basada en un mundo medieval con tintes fantásticos. Martin narra los acontecimientos desde los diferentes puntos de vista de sus personajes principales, para lo cual no duda en ser extremadamente minucioso en sus descripciones. El estilo de Martin, duro y frío, ha enganchado a una generación de lectores que esperan con ansia cada nueva entrega (las cuales tardan en ocasiones más de cinco años en publicarse entre una y otra). La adaptación de la saga a serie de televisión la ha convertido en una de las más populares de principios del siglo XXI.
'Mundodisco' de Terry Pratchett
Terry Pratchett es uno de los más prolíficos autores de fantasía de finales del siglo XX y principios del XXI. Es conocido fundamentalmente por su saga literaria de Mundodisco, un mundo plano sostenido por cuatro elefantes encima de una tortuga gigante que recorre el espacio. El universo de Mundodisco ha influido notablemente en la cultura popular, siendo adapatado a juegos de rol, cómics, seriales de radio y videojuegos. Hasta la llegada de J.K. Rowling y su Harry Potter, Pratchett era el autor de ficción con más ventas del Reino Unido.
'La Rueda del Tiempo' de Robert Jordan
La historia de La Rueda del Tiempo está ambientada en un mundo fantástico ambientado a finales del siglo XVII. En las más de catorce novelas con las que cuenta la saga (en la versión original) tienen lugar innumerables tramas diferentes y muchos personajes, que se basaron en elementos mitológicos europeos y asiáticos. En su páginas se tratan conceptos espirituales como la 'luz', el 'equilibrio' o la 'dualidad', representada en la Fuente Verdadera y sus dos mitades, una masculina y otra femenina. Precisamente es una de las pocas obras de fantasía en la que la mujer tiene un protagonismo más acusado que el hombre, algo que se manifiesta constantemente en las opiniones de sus personajes. Su autor, Robert Jordan, también escribió algunas novelas basadas en Conan el Bárbaro durante los años 80.
'El Ciclo de Terramar' de Ursula K. Le Guin
Terramar es un mundo ficticio que surgió con la novela de Ursula K. Le Guin, Un mago de Terramar, en 1968. La historia transcurre en un mundo cubierto casi completamente por agua, donde la única tierra es un archipiélago formado por varias islas, cada una con su propia población específica, desde magos hasta gobernadores pasando por pastores o artesanos. La obra de Le Guin contiene influencias de la épica 'tolkeniana', llegando incluso a crear su propia geografía, lenguas y religiones. La virtud de Ursula K. Le Guin es conseguir crear historias de interés mediante personajes sencillos (a menudo pastores o herreros) lo que hace que la mayoría de sus narraciones describan profesiones y trabajos típicos de estos gremios. Al igual que otras grandes sagas de fantasía, Terramar ha tenido adaptaciones en Radio (narrada por Judi Dench para la BBC), televisión e incluso anime (animación japonesa) conCuentos de Terramar.
'Geralt de Rivia' de Andrzej Sapkowski
No es frecuente encontrar autores no anglosajones en grandes sagas de literatura fantástica. El caso de Andrzej Sapkowski es bastante peculiar, ya que apenas ha tenido repercusión con sus obras en el mercado británico y estadounidense (actualmente solo dos de sus siete novelas de la saga están en inglés). Sin embargo el brujo Geralt de Rivia ha conseguido conquistar a los lectores de toda Europa con sus historias sencillas y rápidas, donde se incluyen elementos de la mitología europea y cuentos clásicos para crear un sinfín de carismáticos personajes y situaciones. Hay que destacar la versión española de las obras de Sapkowski, traducida magistralmente por José María Faraldo, que ha sabido adaptar de manera excepcional los coloquialismos, regionalismos y neologismos usados por el autor polaco al español, trabajo que el mismo Sapkowski ha destacado. Actualmente Geralt vuelve a estar de moda gracias a su adaptación a la saga de videojuegos, The Witcher.
'Malaz: El Libro de los Caídos' de Steven Erikson
El Canadiense Steven Erikson diseñó el mundo de Malaz como un escenario para juegos de rol. Su primera novela Los jardines de la Luna, comenzó como un guión para una película, pero terminó evolucionando hasta una novela completa en 1992. Tras ser comprada por una editorial, Erikson comenzó a escribir continuaciones de esas novelas hasta alcanzar los diez títulos. Erikson incluye en sus historias tramas muy complejas con muchos personajes diferentes y no le tiembla el pulso al matar a quien sea necesario. Es un estilo que se compara ahora con el de George R.R. Martin y su Juego de Tronos. Los personajes de Malaz presentan personajes no estereotipados y las historias del libro no siguen el curso habitual de las narraciones clásicas de fantasía.
'The Farseer' de Robin Hobb
Margaret Lindholm (alias Robin Hobb) es una autora estadounidense cuya trilogía The Farseer ha conseguido colarse enre las más destacadas de los años noventa. Las tres novelas se pueden leer como si de una sola se tratara, y Hobb hace especial énfasis en los personajes, poniendo mucha atención a los pequeños detalles. La historia contiene varios de los temas clásicos de la literatura fantástica como reyes y plebeyos, historias de amor o criaturas mitológicas como dragones. Su estilo bien puede compararse con el del autor de Canción de Hielo y Fuego, ya que sus personajes sufren y padecen con frecuencia, los buenos no siempre ganan y a los malos también les pasan cosas buenas. La aproximación a la magia y a los sucesos fantásticos hacen de la trilogía The Farseer una saga imprescindible.
'Harry Potter' de J.K. Rowling
Hay escritores que enamoran con su manera de describir, otros con su capacidad de sintetizar y algunos, como J.K. Rowling por su habilidad para crear mundos sencillos y personajes carismáticos que enganchan al lector desde la primera página. La saga de Harry Potter es la responsable de haber introducido en el mundo de la lectura a millones de jóvenes de todo el mundo. Sus personajes logran empatizar con el lector de una manera pocas veces vista. Las novelas se han convertido en videojuegos y películas de gran éxito ayudando a su éxito.
'Crónicas de la Dragonlance' de Margaret Weis y Tracy Hickman
El mítico juego de rol Dungeons & Dragons fue el inicio de una de las sagas de fantasía más populares de las últimas décadas. Las Crónicas de la Dragonlance surgió como una historia que contaba las aventuras de unos cuantos amigos que se reunían para jugar. El inicio del primer libro, El Retorno de los Dragones, es casi una partida de rol narrada de manera novelesca. Este acercamiento al mundo de D&D es lo que propició el éxito de esta primera trilogía, que luego derivaría en decenas de títulos diferentes inspirados en los personajes iniciales.
'El Señor de los Anillos' de John R.R. Tolkien
El Señor de los Anillos es una obra que casaría mejor dentro del género de la épica. Sin embargo esta obra ha influído de tal manera en toda la literatura fantástica posterior que podría considerarse la madre de todas las sagas de fantasía del siglo XX. El Señor de los Anillos no es solo una novela con personajes y lugares de fantasía, sino un universo entero con su geografía, lenguas, razas e historias propias. Tolkien desarrolló ese mundo mucho más de lo que se deja entrever en sus novelas, estableciendo las bases para la literatura fantástica de los años venideros. Su más famosa trilogía se adaptó al cine con gran éxito y ahora llegará a los cines la adaptación de El Hobbit.
LOS DIALECTOS
Los dialectos están vinculados a la variedad lingüística y, por lo tanto, a la diversidad lingüística. Pese a que se suele considerar al dialecto como una especie de sistema de menor categoría o más simple que una lengua, los dialectos son, en realidad, formas particulares de hablar o de escribir una determinada lengua.
En el caso de España nos encontramos con el hecho de que existen dos grupos claramente diferenciados de dialectos. Así, por un lado, están los septentrionales, que son los que se hablan en la mitad norte del país, y por otro lado están los meridionales, que son los que se utilizan en la mitad sur de la nación.
En el segundo caso, el de los dialectos meridionales, nos encontramos con ejemplos de gran importancia como sería el caso del dialecto madrileño, caracterizado por el yeísmo, el laísmo, el leísmo o el loísmo. Asimismo, otro de los dialectos más importantes es el andaluz, que cuenta con una gran variedad en materia de léxico de origen mozárabe, romaní o árabe.
En este sentido, los dialectos pueden surgir por la variedad geográfica. En el caso del castellano, por ejemplo, el dialecto que se habla en España utiliza palabras como “ordenador” o “cerillas”, mientras que en América Latina esos términos no se usan (son reemplazados por “computadora” y “fósforos”).
Los especialistas hablan de dialecto de prestigio para referirse al dialecto elegido por las personas más prestigiosas o que pertenecen a las clases sociales más altas en una comunidad de hablantes donde co-existen varios dialectos.
Por lo general se tienen en cuenta tres criterios para considerar si dos sistemas lingüísticos son dialectos o lenguas independientes: los dialectos deben ser mutuamente inteligibles sin aprendizaje previo, deben formar parte de un territorio políticamente unificado y deben poseer un sistema de escritura común.
CATEGORÍAS LÉXICAS
Las categorías léxicas son aquellas palabras con contenido referencial y semántico, a diferencia de las categorías funcionales que tienen contenido principalmente gramatical. Normalmente se las asocia con propiedades que se encuentran en entidades físicas.
Las categorías léxicas generalmente son clases abiertas porque los procedimientos de creación de vocabulario (composición, derivación, préstamo, ...) permiten generar nuevas palabras dentro de las categorías léxicas para denotar nuevos objetos o nuevas realidades. Eso conlleva a que no exista normalmente una cantidad fija de este tipo de palabras en el lexicón y es relativamente fácil la creación de nuevas palabras de este tipo dentro de la lengua. En algunas lenguas algunas categorías léxicas pueden ser clases cerradas.
Entre ellas se encuentran los elementos con referente concreto: sustantivos, los adjetivos, los verbos y los adverbios.
LOS ADVERBIOS
Un adverbio es un tipo de palabra invariable que actúa como núcleo del sintagma adverbial, complementando a un verbo, un adjetivo u otro adverbio.
Las funciones sintácticas del adverbio son, aparte de la de núcleo del sintagma adverbial, las de complemento circunstancial del verbo, la de cuantificador, grado o complemento del adjetivo («muy bueno», «recién hecho») y las de cuantificador de otro adverbio («bastante lejos»). Algunos adverbios pueden funcionar como predicado dirigido hacia un sujeto y junto a una cópula verbal («está divinamente»).
Algunas de las palabras consideradas por la gramática tradicional precientífica como adverbios pueden considerarse en categorías independientes. Así los adverbios de ubicación, modo y cantidad parecen formar una clase natural, pero los adverbios «epistémicos» parecen formar desde el punto de vista sintáctico una clase aparte. Por ejemplo, los «adverbios de negación» en muchas lenguas pueden considerarse una clase aparte (epistémicos negativos). Estas palabras negativas pueden actuar como núcleos del llamado sintagma de negación que tiene propiedades y requerimientos sintácticos diferentes al de un sintagma adverbial.
Clases de adverbios
Tradicionalmente los adverbios se han dividido en las siguientes categorías:
- Adverbios de ubicación ,tiempo y espacio, de modo' y de cantidad.
- Adverbios de lugar: aquí, allí, ahí, allá, acá, arriba, abajo, cerca, lejos, delante, detrás, encima, debajo, enfrente, atrás, alrededor.
- Adverbios de tiempo: antes, después, luego, pronto, tarde, temprano, todavía, aún, ya, ayer, hoy, mañana, siempre, nunca, jamás, próximamente, prontamente, anoche, enseguida, ahora, mientras, anteriormente.
- Adverbios de modo: bien, mal, regular, despacio, deprisa, así, tal, como, aprisa, adrede, peor, mejor, fielmente, estupendamente, fácilmente, negativamente, responsablemente —todas las que se formen con las terminaciones «mente»—.
- Adverbios de cantidad o grado: muy, poco, mucho, bastante, más, menos, algo, demasiado, casi, solo, solamente, tan, tanto, todo, nada, aproximadamente.1
- Adverbios que cumplen la función de epistémicos:
- Adverbios de afirmación: sí, también, cierto, ciertamente, efectivamente, claro, exacto, obvio, verdaderamente, seguramente, asimismo, etc.
- Adverbios de negación: no, jamás, nunca, tampoco.
- Adverbios de orden: primeramente, últimamente.
- Adverbios de duda o dubitativos: quizá(s), acaso, probablemente, posiblemente, seguramente, tal vez, puede, puede ser, a lo mejor.
- Adverbios interrogativos/exclamativos y relativos, las formas usadas ortográficamente en oraciones interrogativas y exclamativas son cuándo, cómo, cuánto y dónde(las formas relativas son idénticas aunque se escriben sin tilde).
- Otros adverbios: solo/solamente, aún, inclusive, además, únicamente, incluso; mismamente, propiamente, precisamente, concretamente; viceversa, contrariamente, siquiera, consecuentemente.
LOS PRONOMBRES
Los pronombres son palabras o morfemas cuyo referente no es fijo sino que se determina en relación con otras que normalmente ya se han nombrado. Pragmáticamente se refieren con frecuencia a personas o cosas reales extralingüísticas más que a sustantivos del contexto. A esta propiedad de referirse a otros elementos tanto lingüísticos como extralingüísticos se la denomina deixis; por ejemplo: Pedro no es tan listo como él pensaba'; ellos comen mucho.
Todas las lenguas humanas tienen pronombres, además todas ellas tienen pronombres personales y posesivos que obligatoriamente expresan persona. También es frecuente entre las lenguas del mundo que los pronombres expresen número e incluso género. En las lenguas flexivas generalmente expresan también caso. De hecho es habitual en las lenguas del mundo que en el pronombre se expresen más categorías gramaticales que las que se expresan en el verbo o el nombre. Por ejemplo, en inglés los pronombres personales admiten género pero los nombres no. En español admiten caso morfológico, a diferencia de los nombres. En chino mandarín expresan número pero en el nombre esa categoría usualmente no se expresa.
En español, los pronombres personales expresan obligatoriamente persona, género, número y caso. Los pronombres posesivos expresan lo anterior excepto el caso, y el resto de pronombres generalmente sólo expresan género y número. Los pronombres del español pueden ser clasificados en:
-
- tónicos (no-clíticos) (de casos nominativo-vocativo y preposicional) (yo, tú, él, ... mí, ti, sí, ...)
-
- reflexivos y recíprocos (me, te, se, nos, os)
- posesivos
- demostrativos
- relativos
- interrogativos o exclamativos (enfáticos)
- indefinidos
- numerales
Una característica notable del español y las lenguas romances es que los pronombres de objeto (directo o indirecto) coinciden con los pronombres reflexivos y recíprocos, a diferencia de lo que sucede en muchas otras lenguas donde existen formas que diferencian los pronombres de objeto.
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